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Naji Jamil Zaiter: pintar la esencia del yo

  • Foto del escritor: Andrea García Casal
    Andrea García Casal
  • 24 sept 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 sept 2024


''Ellas [sus propias fantasías que hizo en extraños dibujos a lápiz entonces] flotan ante mí ahora en colores flotantes, más hermosas de lo que puedo pintarlas… Anhelo el día en que haya encontrado mis armonías de color, mis armonías''.


Carta de Emil Nolde a Hans Fehr. 1902.


Esta carta del pintor Emil Nolde al profesor Hans Fehr resume a la perfección el sentimiento de inquietud durante su fase de iniciación como artista, sin aún tener un estilo propio. Todavía permanecía dubitativo ante su desarrollo plástico, que actualmente encuadramos en el expresionismo, y la fuerza del dibujo entonces era superior a su dominio de los pigmentos.


Mystic veil. 2023. Acrílico sobre lienzo de algodón. 72 cm x 100 cm.


Sin lugar a duda, Nolde, que fue un pintor particular, de colores vibrantes, a veces descarnados, el cual tocó temáticas variadas, incluyendo obras religiosas, recreaciones de pueblos primitivos o paisajes, todavía no podía conocer en 1902 el potencial de su —futura— cromática, que además se trata de su principal rasgo identificativo, sobre todo por el característico uso repetido del naranja y de la creación de empastes marcados en sus obras.


En esta situación neófita se encontraba, hasta hace cinco años, el pintor Naji Jamil Zaiter (Baalbek, 1980). Formado en derecho y habiendo ejercido otras profesiones como peluquería, maquillaje y moda, no encontraba la manera de sentirse cómodo consigo mismo. Las fantasías citadas por Nolde estaban en letargo para nuestro protagonista; la pasión creativa se encontraba adormecida en algún lugar de la psique. No podía encontrar la libertad de la plástica, a pesar de que los oficios que fue desempeñando sí tenían algo que ver con lo artístico. Su llegada a Barcelona en 2019 cambió el rumbo de su vida, una vez se instruyó en arte en la Ciudad Condal mediante la matriculación en un taller artístico. Había sido una de las mejores decisiones de su vida, permitiéndole conseguir la base teórica y, sobre todo, práctica para liberar la energía plástica y poder desenvolverse adecuadamente a través de la pintura; su auténtico camino.


Human. 2023. Acrílico sobre lienzo de algodón. 90 cm x 65 cm.


Una vez exteriorizada la capacidad para el arte, Zaiter se desenvuelve hoy día mediante la figuración, siguiendo una tendencia que aquí pasa a denominarse postexpresionista, al poder conectar algunos rasgos formales del expresionismo —que no se pueden extender siempre a todes les artistas— con la pintura del autor libanés, por ejemplo, el colorido estridente, en muchas ocasiones recurriendo a colores complementarios e incluso no ilusionistas para causar mayor impacto, la importancia del abocetamiento en detrimento del dibujo preciso, y, en relación con esto, la pincelada dispuesta con cierta agilidad, predominando la mancha, la carga matérica y las texturas dadas por la técnica.


En sus obras, Zaiter nos muestra las particularidades de su yo. Su arte es esencial; se basa en sus sentimientos y emociones. Sean positivos o negativos, le proporcionan el estímulo suficiente para pintar, externalizando todo aquello que le afecta en la vida. Por tanto, lo patético palpita en sus cuadros. Los retratos de personajes anónimos para el público, realizados de busto, cuerpo entero, así como las composiciones protagonizadas por desnudos, normalmente femeninos, suponen el grueso de su carrera reciente —con la fuerte impronta que el pintor y escultor Amedeo Modigliani ha dejado en Zaiter respecto a la retratística—.


Genetic muse. 2023. Acrílico sobre lienzo de algodón. 80 cm x 65 cm.


Por otro lado, es interesante comentar que sus obras pueden tener un trasfondo misterioso e incluso no enlazar con la cotidianidad aparente que emana su obra. Al artista le interesa investigar en torno a lo hermético, a lo indescifrable y extraño. El enigma está muy presente en su trabajo, y puede ser considerado una faceta más de su personalidad, ya que siempre ha sido una persona que sabe permanecer en soledad durante largos periodos, llevando una vida reflexiva, y con mayor calma y satisfacción desde que se dedica a la pintura.


Así, las composiciones pobladas por seres de inspiración mitológica, los retratos de antropomorfos bicéfalos, las caras ciclópeas, los rostros configurados a la inversa —con reminiscencias a Pablo Picasso—, las criaturas amorfas y mórbidas, o los espectros son algunos de los protagonistas más singulares de sus piezas —las mascaradas grotescas se ubican a medio camino entre realidad y ficción—. En este aspecto, resuenan ecos del surrealismo, y toques de arte lowbrow, en la pintura de Zaiter. Con todo, estas obras son producto de una amalgama en la que distintas creencias, culturas y tradiciones se fusionan para arrojar luz, a través de la pintura, sobre cuestiones, algunas antinaturales y fantasiosas, otras sencillamente raras, que nos fascinan por su aura críptica.


Imágenes cortesía del artista.

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