La serie A measure of things de Aaron Jenner: representar lo impreciso, el recuerdo latente
- Andrea García Casal
- 2 dic 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 22 mar
''En ninguna otra parte de su obra [la obra del pintor Antoine Vollon] lo natural se representa de manera tan poco natural; lo ordinario se transmuta en extraordinario. […] Esta mantequilla se encuentra en el límite entre la representación de la mantequilla por sí misma y la sugerencia burlona de algo más. En este caso, la fisicidad de la pintura se ha transformado en fisonomía; lo reprimido ha levantado la cabeza. La espumosa ráfaga de materia dorada de Vollon ha convertido la promesa de una comida sencilla en una experiencia sobrenatural''.
Antoine Vollon: Rendering Butter. Marni Reva Kessler. Journal of the Society of Dix-Neuviémistes, volumen 10, 2008.
La investigadora Marni Reva Kessler se ha volcado en analizar el papel de los alimentos en el arte, siendo protagonistas de numerosos bodegones. Estas obras pueden tener un trasfondo mucho más profundo y complejo respecto a lo que a menudo se piensa, ya que normalmente son apreciadas desde un punto de vista superficial, basado en juzgar el virtuosismo técnico y las cualidades formales, independientemente del movimiento artístico al que se adscriban. Asimismo, no juega a favor de la naturaleza muerta y del bodegón —representación de alimentos y representación de plantas, flores y/u objetos, respectivamente; tienen en común que los motivos permanecen inertes— la cuestión de que hayan sido relegados al último lugar en la jerarquía de los géneros artísticos en la historia del arte. Establecida la jerarquía por el teórico del arte y académico André Félibièn en 1667 para determinar el valor de los diferentes géneros —historia, retrato, paisaje…—, aportó una percepción negativa de los bodegones y naturalezas muertas que todavía siguen arrastrando.

Sin título. Serie A measure of things. 2024. Acrílico y gesso sobre lienzo. 100 cm × 70 cm
El lienzo titulado Montículo de mantequilla (1875-1885), obra clave del pintor Antoine Vollon, resulta trascendental para Kessler. Para la teórica, esta pieza encarna distintas ideas que van más allá del tema representado, pudiendo haber fundamentos basados en las maneras de entender la nutrición en aquellos años, o bien relacionados con la política. Pero, lo más importante aquí es que destaca la capacidad de la obra para mostrar algo que trasciende, que rompe esquemas, haciéndonos dudar del significado auténtico de la pieza. Está claro que Montículo de mantequilla supone el quebrantamiento de lo que a priori se considera una obra de bodegón correctamente ejecutada en el siglo XIX, clásica, imitando la realidad visible con minuciosidad. La fuerte carga matérica desdibuja la apariencia del montículo, y se pierde la referencia visual de aquello que se plasma en el lienzo. Lo natural se transforma en ''sobrenatural''.
Este punto de hermetismo está reflejado igualmente en la serie A measure of things (2024-actualidad) del pintor de nacionalidad irlandesa Aaron Jenner (Londres, 1984). Este artista se centró en el retrato hasta que descubrió la necesidad de distanciarse de cualquier género artístico, así como decidió que su trabajo no se pudiera clasificar bajo los términos figurativo o abstracto; empezaba a encontrarse más cómodo desarrollando un arte muy personal, en el que el juego con las formas resulta crucial para recrear una realidad diferente. Al fin y al cabo, la realidad se percibe a través de los cinco sentidos, pero cómo llega a nosotres puede variar de un modo u otro, dependiendo de diversos factores. Igualmente, la realidad podemos interpretarla de distintas maneras. Lo más capital para Jenner es que, siguiendo esta lógica, la realidad captada y descifrada por los órganos sensoriales es instantánea, y puede quedar en nuestra memoria, en forma de recuerdo, o directamente desaparecer. No es posible recordar todo lo que se vive, aunque un conjunto de acontecimientos sí se mantiene en nuestra mente. Sin embargo, en muchas ocasiones, especialmente cuando pasa el tiempo, dicho conjunto de acontecimientos está recubierto de una pátina que lo hace, en cierto modo, inalcanzable.

Sin título. Serie A measure of things. 2024. Acrílico y gesso sobre lienzo. 120 cm × 100 cm
Jenner busca, a través de A measure of things, ahondar en el carácter irreproducible del recuerdo, ya que no puede vivenciarse de nuevo un momento preciso de la existencia. La memoria intenta revivirlo, y, en tal acto, pierde la mayoría de las propiedades que poseía originalmente. En definitiva, el recuerdo es la abstracción de los elementos que compusieron la realidad vivida en un instante en particular; alude a la síntesis de aquella experiencia.
Por tanto, la apariencia del recuerdo no puede ser literal respecto al evento vivido, así que su representación artística es siempre ficcional. Es ahí donde nuestro protagonista, trayendo a colación las palabras de Kessler acerca Montículo de mantequilla, hace que ''lo natural se represent[e] de manera tan poco natural; lo ordinario se transmuta en extraordinario''. Las obras pertenecientes a la serie A measure of things plasman recuerdos, que, como tales, tienen algo de informe, de indeterminado. Parecen bocetos, pero lo cierto es que la exteriorización del recuerdo sí que se trata de un auténtico borrón que ha sido guardado en la memoria —inestable—. Lo natural, lo ordinario, es decir, la experiencia, se ha convertido en algo que va más allá. El recuerdo es el fruto mental que absorbe y destila la realidad a conveniencia, consciente o inconscientemente, del yo. Jenner, como buen artista, prefiere no desvelar demasiados datos acerca de su trabajo. Así, no dice que esté hablándonos de sus propios recuerdos, pero su arte actual es un proceso de autoconciencia, por lo que sí podría darse el caso.
De cualquier modo, las piezas aquí mencionadas reflejan eventos que están deformados por el propio acto de rememorar. Su apariencia abstracta, a veces de tendencia geometrizante, es una metáfora que alude al aspecto inconcreto de los recuerdos, los cuales dependen de nuestra memoria para conservarse. La paleta cromática reducida, oscura, concede un aire inquietante a las composiciones. Además, las pinceladas ágiles y el goteo de pintura que remata la obra introducen una mayor sensación de turbación, al no saber o poder deducir qué estamos viendo. Sucede lo mismo que en el Montículo de mantequilla de Vollon, pues aquí, la densa materia pictórico y la pincelada empastada que recrean el graso alimento, no solamente insertan al cuadro en el innovador camino impresionista de aquellos años, sino que agregan desazón. A colación de esto, Kessler arguye que ''[e]l trabajo de pincel cremoso de Vollon, el epítome mismo de la mantequilla, seduce al espectador, apelando a su sentido del tacto, el gusto y la vista. Y, sin embargo, toda la masa formada por la coagulación de un pigmento espeso, bastante grasoso y de color amarillo pálido tiende a ser inquietante, desconcertante e incluso nociva'' (Antoine Vollon: Rendering Butter. Marni Reva Kessler. Journal of the Society of Dix-Neuviémistes, volumen 10, 2008).

Sin título. Serie A measure of things. 2024. Acrílico y gesso sobre lienzo. 60 cm × 80 cm
En otro orden de cosas, las formas, un tanto distorsionadas, de tamaño considerable teniendo en cuenta las dimensiones del soporte, se erigen totémicas, al igual que el Montículo de mantequilla de Vollon. Es competencia exclusiva de Jenner hacernos ver esta cuestión a través de formas sugerentes que inevitablemente parecen naturalezas muertas o bodegones exhibiendo las cualidades de lo impreciso. La manera que tiene de presentar los elementos en sus pinturas de A measure of things enlaza con un gabinete de curiosidades del mundo psíquico. Todo tienen cierta conexión también con lo invisible, con lo que no pertenece a la realidad que percibimos sensorialmente, pues ha sido extrapolada y procesada mentalmente. El enigma está presente en las piezas integrantes de la serie; conseguir significados es una tarea hermética, aunque intrigante.
En algunos casos, los motivos parecen enormes veladuras textiles y blanquecinas que se apilan, como la gruesa masa de la mantequilla, y se mantienen extrañamente en pie o flotando, volátiles. Se asemejan a una suerte de alegorías de lo sobrenatural, que está sobre, o directamente, más allá de la naturaleza, de la realidad palpable, y llama la atención establecer un parangón entre estas formas con las mortajas que portan los fantasmas en la representación visual y literaria tradicional-occidental de estas criaturas pseudocientíficas. Es fácil comparar la expresión ''fantasmas del pasado'', entendiéndola como aquellos recuerdos palpitantes de las vivencias negativas, con la insinuación de veladuras flotantes que cubren espíritus en algunas obras de A measure of things. Asimismo, una de las piezas de la serie, que mantiene las referencias geométricas de una manera más evidente en sus pequeños motivos albugíneos, los cuales están sumidos en la oscuridad del fondo de la composición, se emparenta con la visión cubistizada de los capullos de flores, particularmente rosas, del pintor vanguardista Luis Fernández. Con todo, estas últimas reflexiones evocadoras no dejan de convertirse en apreciaciones y símiles, que, sea como sea, llevan a la conclusión de que A measure of things encarna la potencia de la mente para interpretar, para imaginar, y a la par, su fragilidad a través del recuerdo mudable. Es misión del arte navegar en las profundidades de la psique para visibilizar estas cuestiones.
Imágenes cortesía del artista.
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